Los Hermanos lasallanos somos una comunidad religiosa de varones que se sienten llamados por Jesús a colaborar junto a otras personas para la transformación de la sociedad a través de la educación, sobre todo hacia aquellos que sufren mayor pobreza y vulnerabilidad.
La Iglesia de hoy necesita la vocación del Hermano. Y como parte de la Iglesia que camina junto con su pueblo, la experiencia de esta opción de vida nos permite seguir a Jesús en los desafíos y las necesidades de la humanidad. De este modo nos formamos, nos capacitamos y damos lo mejor de nosotros en comunidades de fe revelando el valor evangélico de las relaciones fraternas. Allí construimos y discernimos nuestra propia vida a la vez que buscamos opciones solidarias y evangelizadoras para hacer del mundo un lugar más fraterno, igualitario y justo para todos.
Entendido de este modo, la vocación del Hermano es una llamada del Espíritu Santo a encarnar el carisma de Juan Bautista de La Salle y a consagrarse a Dios desde el ministerio apostólico de la educación en comunidad.
Como lasallanos, somos una comunidad al servicio del Reino de Dios y de los más desfavorecidos de la sociedad. Por eso tenemos el desafío de ir más allá de nuestras fronteras para llegar a los niños y jóvenes en situaciones vulnerables y a todos aquellos que precisan ser acompañados más de cerca para poder asumir con esperanza el rumbo de su propia vida y encontrarse con el Dios del amor y de la misericordia.
Así, la misión lasallana de la educación humana y cristiana se completa cuando cada joven descubre el sentido de su vida, profundiza su forma particular de servir a Dios en la humanidad y desarrolla los medios y acciones que lo hacen realidad. Y porque Dios llama a todos y nos llama a conocerlo y a relacionarnos con Él desde lo más profundo del propio ser, es que queremos que todos los católicos -hombres y mujeres- estén abiertos a una invitación específica para entrar en diálogo con Dios y discernir si están llamados a la vida consagrada lasallana.